El título de esta entrada homenajea al del cómic de Jordi Costa y Dario Adanti, Mis problemas con Amenábar. Les hablaré de esa obra próximamente, aunque adelanto que estoy de acuerdo con la opinión de los autores sobre el director (y buen chico). Lamentablemente, no tengo su gracia para la crítica.
El último éxito de ese genio absoluto se llama Agora (no me pregunten el porqué de la falta de tilde) y está protagonizado por la británica Rachel Weisz como Hypatia de Alejandría.
¿Desnudos gratuitos? No, es arte y lo pueden ver en el Museo Thyssen
De entre los miles de espectadores que han visto la película, algunos no verán saciada con ésta su interés por la heroína. Mientras llegan los libros sobre masones apuntándose al carro de la última novela de Dan Brown, proliferan en las estanterías textos sobre la filósofa y bibliotecaria: Hypatia: La mujer que amó la ciencia, Hypatia y la eternidad, Hypatia: La estremecedora historia de la ultima gran filosofa de la antigüedad y no se extrañen de ver en un futuro Hypatia vs. Spider-Man o el cross-over de rigor con Obama.
Les voy a contar mi primer encuentro con Hypatia. Puede que no les interese, pero si han llegado hasta aquí... Fue en Fábula de Venecia de Hugo Pratt. En esta aventura esotérica de Corto Maltés ( o Maltese), el hijo de La Niña de Gibraltar se encuentra con la directora de la Biblioteca de Alejandría ¿reencarnada? ¿espectral? ¿eterna?
Pratt se quedó prendado del personaje después de leer la novela de Charles Kingsley, Hypatia y la introduce de manera exquisita en la trama, en la que también salen masones ya que estamos.
Creo que con este cómic y las aventuras del Mostrenco y Ché-Qué-Loco me ahorro el dinero de una entrada de cine.
Creo que con este cómic y las aventuras del Mostrenco y Ché-Qué-Loco me ahorro el dinero de una entrada de cine.
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