Toca ahora un repaso a la nueva película de
Sherlock Holmes dirigida por
Guy Ritchie, que
no está basada en ninguna novela gráfica. Aunque se ha comentado en muchos sitios, incluídas notas de prensa (ese
género periodístico que está sustituyendo a la crítica cinematográfica) que este nuevo enfoque fdel detective de
Baker Street parte de un cómic inédito escrito por
Lionel Wigram y dibujado por
John Watkiss, no es así.
Como diría un asesino contemporáneo al bueno de
Sherlock:
vayamos por partes. Lo que
Wigram (productor ejecutivo de las dos últimas entregas cinematográficas de
Harry Potter) hizo fue encargar unas ilustraciones al dibujante de cómic
John Watkiss (aquí está su
blog) para que el proyecto que llevaba tiempo queriendo vender, entrara por los ojos. El plan tuvo éxito y la
Warner decidió producir la película. Según
USA Today la imagen que captó la atención de
los que manejan los cuartos fue la del detective sucio y desaliñado con el látigo(sic) en una mano y la espada en la otra.
Todas esas ilustraciones de
John Watkiss, que ha trabajado para
DC Comics para la línea
VERTIGO en, por ejemplo,
Sandman Mistery Theatre (la saga
The Face en la que su arte recordaba al de
Bernard Krigstein en
EC Comics) o en la nueva versión de
The Deadman con guión de
Bruce Jones (sí, ese chico nuevo que hizo
Hulk) han sido expuestas en la galería
Nucleus de
Los Angeles y se pueden ver y comprar
aquí. Dado el éxito de la película no es de extrañar que se acabe editando un cómic finalmente.
Sobre la película en sí, su mayor acierto es presentar a un
Sherlock Holmes para el público actual (esa entelequia) y haber escogido para interpretarlo a
Robert Downey Jr. Un excelente actor, reconvertido en estrella del cine de acción tras el éxito de
Ironman, que incide en aspectos del personaje que, aunque presentes en la obra de
Arthur Conan Doyle, nunca se habían explotado tanto.
Holmes, desprovisto del la gorra del cazador y la pipa curva (fuma una recta) que eran aportaciones del ilustrador
Sidney Paget, pelea (en las novelas era experto en esgrima, boxeo y
Bartitsu), es excéntrico, se disfraza, su capacidad de deducción y sentido de la orientación son encomiables (a destacar la escena en la que lo llevan en carruaje con la cabeza metida en un saco y aun así descubre a donde le han llevado gracias a su oido) y el actor estadounidense imita el acento británico de forma más que correcta. De momento, la prensa extranjera en
Hollywood le ha premiado con el
Globo de Oro al
Mejor Actor de Comedia y/o Musical y no sería de extrañar que, lo mismo que
Johnny Depp por su
Jack Sparrow hace años (personaje al que este
Holmes no se parece, digan lo que digan algunas críticas), sea candidato al
Oscar.
A
Downey Jr. le acompaña
Jude Law como un esbelto y atractivo
Dr. Watson que, sobre todo, funciona como contrapunto del protagonista sin caer en la caricatura. No hay que olvidar que se trata de un médico veterano de guerra que, en la obra de
Doyle, además de ejercer de narrador, era el alter-ego del propio autor, con lo que no tenía nada que ver con el gordito entrañable que interpretó
Nigel Bruce junto a
Basil Rathbone. La relación entre ambos personajes recuerda a
Butch Cassidy y
Sundance Kid o,
buscando en la filmografía de uno de los productores del film,
Joel Silver,
Riggs y
Murtaugh.
Del resto de protagonistas destaca el villano
Lord Blackwood, al que un excelente
Mark Strong (¿nuevo malo de moda?) le dota de una presencia que, al estar tan desdibujado en la trama, no tendría en otras manos. El personaje no deja de ser un remedo del ocultista
Aleister Crowley (que se vió las caras con el detective en las novelas
Sherlock Holmes y la sabiduría de los muertos y
Sherlock Holmes y la boca del infierno del escritor asturiano
Rodolfo Martínez) con toques de malo de
James Bond.
Menos interesante es
Irene Adler ("la mujer" según
Holmes) interpretada por
Rachel MacAdams. Guapa actriz que había realizado buenos trabajos en películas como
El diario de Noa pero que no parece encontrarle el punto al personaje.
Del resto del reparto destacaría a
Eddie Marsan (el villano de
Hancock) como
Lestrade y
William Huston como el agente
Clark,
buenos contrapuntos para los protagonistas.
La película está plagada de refencias a personajes y situaciones de los libros (o de otras adaptaciones) y el director, salvo excepciones, se ha deshecho (afortunadamente) de sus tics de Tarantino British. Así todo, sus 128 minutos hacen que el climax se vea descompensado.
¿El mejor
Holmes? Ese era
Jeremy Brett. ¿La mejor película del personaje? Esa es
La Vida Privada de Sherlock Holmes. Pero se trata de una correcta reinterpretación del mito que, esperemos, traiga nuevos lectores a la obra de
Conan Doyle. Después de todo, a una generación nos enganchó un perro animado.